miércoles, 18 de febrero de 2015

Muñeca de Papel

Alma y cuerpo diste, muñeca de papel,
entregaste tu alba y tu ocaso, pero nada salió bien.
Compartisteis momentos buenos y malos,
mas era alargar una farsa.
Él arrancaba de tu cuerpo pedazos
con los que sus lágrimas secaba;
y su sudor, y su sangre,
lo hiciste todo por él,
pero te utilizaron y te clavaron en la pared
como un trofeo, galardón conquistado,
como una medalla de ayer.

Luego vinieron los vuelos
de los días y las noches, cual velo,
y las alas de los cuervos
rayando con su pico tu anhelo.
“No sufras, esto es una oportunidad”,
te recomienda el entorno,
en secreto muerto de ganas por tu silueta,
ávido de retozar con todos.
Personas que liberadas de cargas,
estallan.
No los entiendes, ¿verdad?
¿Cómo no ver en ojos ajenos a quien llegaste a amar?
Nadie te llena, te sientes hueca.
El papel sólo sirve para aliviar penas,
mientras te van arrancando cachos,
más y más,
cada vez más rota,
más y más,
sólo secan sus gotas.
Estás harta ya, ¿no es así?
Nadie te volverá a utilizar.
¿No es esa la realidad?
Aislada en una carpeta vieja,
cuya etiqueta,
los susurros del tiempo borraron
allí te recluiste voluntaria
entre fantasmas que un día amaron

Solitaria tumba la que a la muñeca aguardó,
sin candidato, no hay vencedor,
de su alma en trizas
de su cuerpo en liza.
Nadie con promesas iluminó sus sombras nunca,
campanas de funeral
en lugar de nupcias.
Ya cayeron de sus árboles las hojas,
ya murieron mil primaveras,
dura, aislada, vieja y sola,
pero por encima de todo, entera.
Muñeca de papel, no fuiste como los demás.
Aunque nadie lo viera,
aunque al mundo le parezca ofensa,
no ser nunca más el recorte de nadie
fue tu recompensa.  

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario